Por: Messier Z. Torres Feliciano
Durante el paso del huracán María, una gran cantidad de mangles murieron cumpliendo su propósito como barrera natural. Estos necesitan un punto exacto de salinidad dependiendo el tipo de mangle. Las fuertes lluvias y el alto oleaje creó una liga entre el agua salada y el agua dulce lo que provocó que muchos de los mangles de la zona noroeste de Puerto Rico murieran.
Luego del huracán María nacieron nuevos grupos decididos a proteger a los mangles y no solo los mangles, si no que todas las barreras naturales con las que cuenta la zona norte ya que existen tres barreras naturales en dicha zona. La primera, es el arrecife que según nos explicaba Hector “Tito” Varela de Surfrider Puerto Rico, la cual es una entidad que se dedica a la protección costera. Estos arrecifes tienen la función de cortar la ola para que llegue a una menor velocidad., Luego le sigue la duna, la cual ayuda a cortar las olas que entran impidiendo el paso de las mismas . Por último, los mangles de cuencas, absorben el agua que llegue, y en otros casos como nos explicaba Varela, en zonas donde solo existe el mangle como en Cabo Rojo, este puede llegar a hacer la función de la duna.
Actualmente, con el paso del huracán Fiona por la isla, las barreras naturales fueron buenos métodos para evitar inundaciones en ciertos sectores, tal como indicó Varela.
Existía la preocupación de que los mangles sufrieran mucho en la zona ya que un 95% en áreas como Isabela de ellos murieron tras el paso del huracán María.
“En el caso de los manglares, el efecto fue mínimo, las reforestaciones que hemos hecho con mangles de tres pies de alto estaban bastante saludables, pero habían dos o tres muertos”, agregó Varela. El integrante de Surfrider, también indicó que aún siguen bajo observación. “Si hay una alta concentración de agua, hay que ver cual va a ser el comportamiento de los manglares, recordemos que dentro de los manglares hay cuatro especies que existen en el caribe y que hemos vistos como el cambio de salinidad pueden afectar el uno al otro”.
Y es que como se mencionó anteriormente, en la zona existen cuatro tipos de mangles en el caribe, pero no todos obtienen la misma cantidad de salinidad por lo que al llegar al agua, los que necesitan más sal no la obtienen y los que necesitan menos sal obtienen en exceso. Esto provoca la muerte de muchas de estas barreras naturales.
Otra de las barreras naturales que dieron una buena batalla fueron las dunas, que son pequeñas montañas de arena que cortan las olas creando la función de una barrera. Estas, por mucho tiempo, habían sido maltratadas por distintos motivos, en muchos casos por las propias personas que las utilizaban para pasar vehículos y demás. Actualmente, en zonas como Isabela existen distintos proyectos encargados de restaurar las mismas. Estos consisten en crear puentes y asegurar las zonas con maderas para que la gente pueda tanto pasar como identificarlas y no pisarlas.
“En Isabela nos pareció sumamente interesante la acumulación de arena tras el paso de huracán”, dijo Varela impresionado. ” Se ve que de los bancos de arena que existen frente a la costa de Isabela hubo un movimiento grande de arena hacia el exterior que esto, a su vez , nos demarca que la zona el área que hay que conservar para la restauración de dunas va mucho más allá de lo que se conoce como la duna primaria y prácticamente puede entrar quinientos metros tierra adentro.” específicó.
Por otro lado, en zonas como Quebradillas, Arecibo y Camuy, la costa se comportó, aunque sí existen los casos en donde cuerpos de agua causaron estragos como fue el caso de Arecibo. Varela exhortó a escuchar la parte científica al hacer planificación en Puerto Rico ya que en muchas ocasiones se permite construir en zonas que luego pueden ser más costosas ya que no van acorde con la naturaleza.
