Friday, March 29, 2024
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Reclaman mayor atención para ofrecer un envejecimiento activo a los adultos mayores

Puerto Rico es un país envejecido. La tendencia confirma que el archipiélago está sufriendo un rápido e irreversible proceso de ancianidad donde la pirámide de población se ensancha en su cúspide (los mayores de 60 años) y se adelgazan los renglones de infantes y jóvenes adultos.

Esta situación no es exclusiva de Puerto Rico. Entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años aumentará un 34%. En la actualidad, el número de personas de 60 años o más supera al de niños menores de cinco años, y en 2050, el número de personas de 60 años o más será superior al de adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años de edad. 

Según las personas que estudian estos cambios demográficos, la pauta de envejecimiento de la población es mucho más rápida que en el pasado, y todos los países se enfrentan a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio.

El envejecimiento, una proceso normal y corriente

El envejecimiento es un proceso natural que ocurre desde el momento mismo del nacimiento, pero que en la última etapa de la vida adquiere una mayor importancia debido al aceleramiento en los cambios físicos, psicológicos y sociales.

Aunque la ciencia todavía no ha logrado revertir el proceso, sí se pueden reducir sus consecuencias, y hacer que el envejecimiento no sea un obstáculo para tener una vida plena y saludable.

Para ello, sin embargo, hacen falta muchos factores, entre ellos una buena salud, nutrición variada, una vida social activa y estímulos creativos que mantengan al adulto mayor distraído y con la mente ocupada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Informe Mundial sobre Envejecimiento y Salud calificó el “envejecimiento saludable” como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. 

Desde esta óptica, envejecer de manera saludable no significa envejecer sin enfermedades.

Envejecer de manera saludable significa ser capaz de hacer durante el máximo tiempo posible las cosas a las que damos valor.

¿Está Puerto Rico atendiendo las necesidades del grupo más numeroso en su pirámide poblacional para lograr un envejecimiento saludable y activo? 

Un análisis desde la gerontología

La gerontología es una disciplina de las ciencias de la salud que se encarga de estudiar las condiciones de vida y características de la llamada “tercera edad”. 

Alida Marrero-Hernández es coordinadora del Instituto de Adiestramiento en Gerontología (IAG), dependiente de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la UPR.

Para Marrero-Hernández “como sociedad hablamos muy poco del envejecimiento de la población”.

Para la experta en asuntos de la mal llamada “edad dorada”, además de hablarse poco del tema “no estamos atendiendo como sociedad y desde los núcleos familiares cómo vamos a atender a nuestros adultos mayores. Tampoco a nivel comunitario y desde las agencias públicas”.

Aunque hay instituciones encargadas de este tema denunció que falta personal.

“Tenemos una limitación de recursos, de programas y de servicios para atenderlos. Yo le daría al gobierno una D”, reflexionó al ser preguntada por el desempeño gubernamental a la hora de afrontar el envejecimiento de la población.

Los motivos son diversos: por un lado la invisibilización de esta población, muchas veces atendida solo por las aseguradoras privadas como parte de su política de captación de clientes. Pero también por los recortes en las agencias de gobierno, que dejan sin capacidad fiscalizadora los servicios que sí se ofrecen.

“El Departamento de la Familia se supone que debe evaluar los centros de cuidado prolongado en Puerto Rico, pero no sabemos cómo  están evaluando las licencias que se otorgan. Los mismos dueños de hogares reconocen que son pocos evaluadores, falta personal”, denunció la gerontóloga. 

“También con los asuntos de maltrato. Igual que sucede con los niños, hay abandono de adultos mayores. La Ley 121 otorga la función de atender estos casos al Departamento de la Familia, pero la agencia no lo lleva a cabalidad por el poco personal. Y el que tienen tiene mucha fluctuación, se les van a menudo, o no están capacitados”, abundó. 

Puerto Rico como destino para jubilados

En su reciente viaje a España, Pedro Pierluisi, gobernador de Puerto Rico ofreció ante el mercado español a la isla como destino ideal para jubilados. 

La invitación sorprende en un país con graves problemas de salud entre los adultos mayores, con muy poca oferta de recreación activa y con limitaciones a la hora de acceder a servicios sociales de calidad. 

Para Marrero-Hernández “esa iniciativa sería excelente si se reforzaran los servicios que se prestan tanto en el gobierno como en entidades privadas. Con este ‘boom’ de adultos mayores, si vamos a invitar a los de otros países hay que mejorar los servicios para que tengan buena calidad de vida en su vejez. Hablamos de la salud, transportación, alimentación y nutrición, etc”.

Sin embargo, la profesora recordó que esa invitación contribuiría a aumentar el balance de adultos mayores residiendo en la isla, un fenómeno iniciado con los puertorriqueños que retornan al país.

“Parte del alza de adultos mayores es por los boricuas que se fueron y regresan ahora a jubilarse, aunque también está el fenómeno contrario: adultos mayores que se han ido detrás de sus hijos a EE.UU., precisamente por la dificultad de encontrar servicios de salud y la falta de seguridad”. 

Iniciativas para mejorar la calidad de vida de adultos mayores

Según la OMS, la década 2021-2030 es la del Envejecimiento Saludable. 

Desde esta agencia vinculada a las Naciones Unidas se está animando a los gobiernos, sociedad civil y otros organismos e instituciones como universidades y organizaciones sin fines de lucro a colaborar para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven.

Como parte de esos esfuerzos, el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) en colaboración con el Instituto de Adiestramiento en Gerontología (IAG), están llevando a cabo un programa de formación para promover iniciativas encaminadas al envejecimiento saludable desde el arte y la cultura.

“La Ley 190 dice que tiene que haber programas de recreación. Sin embargo, no todos los centros de cuidado prolongado tienen programas establecidos, solo los que tienen a gente con recursos”, problematizó Marrero. 

Además, hizo hincapié en que la recreación en la vejez no puede quedar exclusivamente en manos de las aseguradoras como parte de sus planes de mercadeo.

“No podemos dejar que los planes médicos sean los responsables del ocio y la recreación. Hay un derecho del adulto mayor a vivir con los servicios primordiales cubiertos, incluida la recreación”, dijo.

Por eso, con esta iniciativa junto al ICP y su programa “Creative Aging” (envejecimiento creativo) capacitan a personas de la agencia y gestores culturales para tomar conciencia sobre el proceso de envejecimiento, las diferencias generacionales y los tipos de potencias que tienen los ancianos.

“Es un mito que las personas mayores no puedan aprender. Hoy en día el adulto mayor termina su vida laboral y sigue viajando, con proyectos, son sumamente activos”. 

La profesora reclamó que los centros de usos múltiples de los municipios sean espacios no solo para compartir y recibir algo de atención sanitaria, sino que sean lugares para el aprendizaje extendido con talleres, uso de tecnología y acceso a internet, juegos cognitivos y actividad física, etc.

“A nivel de las agencias públicas no se está siendo proactivo en ofrecer estos servicios y atender este cambio de paradigma. Los viejos no son débiles ni enfermos, son gente activa que necesita programas afines a sus intereses”, reivindicó.

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