Thursday, March 28, 2024
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Proliferan en el país alquileres de corto plazo

Los alquileres de corto plazo han llegado para alterar el sector del turismo y de los bienes raíces en Puerto Rico.

Desde hace un par de años este tipo de negocios han proliferado por toda la isla, especialmente en las zonas de costa. El oeste se ha visto afectado especialmente por este fenómeno, debido a sus atractivas playas y ofrecimientos históricos, que suponen un reclamo para miles de turistas al año.

Plataformas como Airbnb o VRBO permiten que un dueño de una propiedad ponga su vivienda, o parte de ella como una habitación, a disposición del cliente, por un tiempo determinado que puede ir desde un día, hasta un par de semanas.

A cambio, el cliente paga una tarifa por noche, como si se tratase de un hotel, lo que para el dueño supone una rentabilidad mayor que el alquiler a largo plazo, donde el inquilino paga una mensualidad.

La renta a corto plazo en datos

El profesor Raúl Santiago Bartolomei, del Centro para la Nueva Economía (CNE), ha estudiado el tema en profundidad en el caso de Puerto Rico.

Para Santiago, “los alquileres a corto plazo tienden a reducir el número de propiedades que podrían utilizarse para alquileres a largo plazo, reduciendo así la oferta y encareciendo alquileres restantes para potenciales residentes. Por otro lado, hay inversionistas locales o internacionales que han acaparado propiedades para alquilarlas a través de Airbnb, lo cual simultáneamente reduce y encarece la oferta de vivienda”.

Según estudios del CNE, “entre 2014 y 2020, cerca de 11,500 anfitriones enlistaron casi 25,000 propiedades para alquiler a través de Airbnb, lo que representa casi el 6% del acervo total de viviendas para alquiler de Puerto Rico. Los municipios que tienen el mayor número de propiedades listadas son San Juan, Dorado, Río Grande, Vieques, Culebra y Rincón”.

Además, lejos de ser un mercado donde el pequeño propietario saca rendimiento de su propiedad para completar el cheque a final de mes, los estudios evidencian que los principales beneficiarios son fondos de inversión o grandes propietarios de multipropiedades.

“Los diez anfitriones principales de Airbnb que informaron los mayores niveles de ingresos han acaparado 611 propiedades entre ellos, con un total de casi $18 millones en ingresos en los últimos 12 meses. Por otro lado, si bien hay muchos anfitriones que han podido beneficiarse de Airbnb, más de 4,000 anfitriones, del total de 11,500, no lograron generar ingreso alguno, evidenciando así la desigualdad en las oportunidades para aunar beneficios económicos a través de esta plataforma”, según datos obtenidos por Santiago Bartolomei y el CNE.

El caso de Rincón

La alta concentración de vivienda de alquiler a corto plazo hace peligrar el desarrollo sostenido de los pueblos.

Es el caso de Rincón. En un reciente artículo publicado por el New York Times, el diario norteamericano recogía que “muchos inversionistas compran propiedades residenciales y las revenden a mayor precio o las convierten en hospedajes vacacionales en alquiler de corto plazo, lo que convierte barrios enteros en corredores de Airbnb y crea una escasez de viviendas para los residentes locales”.

El problema se ha agravado con las leyes 20 y 22, que estimulan la llegada de inversores para la compra de propiedades y tierras, lo que a su vez facilita que se conviertan en viviendas para uso turístico.

De este proceso se deriva lo que los expertos han llamado ‘gentrificación’, es decir, el desplazamiento de población local y la alteración de la idiosincrasia de comunidades.
En Rincón, la legisladora municipal del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), Myriam Pérez, presentó recientemente una medida para atender este tema.

Según Pérez, “se ha ido viendo cómo el pueblo ya no posee muchos espacios para alquileres a largo plazo, apenas hay espacios que se alquilen para residencia. El municipio tiene el deber ministerial de establecer un balance con los alquileres a corto y largo plazo”.

La legisladora de minoría compartió con Visión que esta situación ha generado preocupación entre los residentes locales, y que los problemas de vivienda están obligando a muchos rincoeños a irse del pueblo.

“Yo soy directora de escuela y he tenido a personas que llaman para decir que tienen que dejar la vivienda porque les dieron un tiempo límite para vivirla. Me dicen: ‘tengo que dejar este espacio porque van a alquilarlo a un precio que no puedo pagar’”, compartió.

Y añadió: “He tenido padres y madres que me piden que el estudiante se mantenga en modalidad virtual en lo que ellos consiguen una vivienda, porque han sido notificados para dejar el lugar. Muchas veces lo que ocurre es que te duplican o triplican la renta”.

Por eso, Pérez lamenta la situación y confiesa que “me cuesta internalizarlo, pero vamos viendo el desplazamiento de comunidades”.

Entre los sectores más afectados por el proceso, dice, destacan el barrio Puntas o comunidades que antes eran de bajos recursos como las parcelas Estela, donde ahora “hay casas que valen 200,000 dólares”.

La maestra y política finalizó diciendo que “es un tema que nos compete a todos como país, este proceso mayormente lo veíamos más en el área costera, pero ya estamos viendo que es un fenómeno que está acaparando la isla, incluso espacios en el centro de la isla”.

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