Nydia Cordero no figura entre los nombres de pintores y pintoras en los grandes museos del país. Sin embargo, su talento para el trazo y el color es disfrutado por miles de personas cada fin de semana, aunque la mayoría no lo sepa.
Como tantos y tantas artistas del país, el arte de Cordero se riega por murales, edificios públicos e incluso propiedades privadas cuyos dueños le han confiado su decoración interna, desde habitaciones hasta fondos de piscinas.
Esta isabelina, graduada de la Escuela de Artes Plásticas del Viejo San Juan, tiene obras en el túnel de Guajataca, en su pueblo natal, en la Plaza del Mercado del mismo municipio, en el Restaurante El Histórico Puente Blanco, en Quebradillas, o en el hotel Villa Salgado en Manatí.
“Desde jovencita siempre me gustó el arte, y siempre hice mis proyectos. Mi concentración fue en pintura, pero estudié toda clase de artes: gráfica, escultura, dibujo, etc. Es parte de la formación de un artista”, compartió Cordero con este medio.
Tras culminar sus estudios en Bellas Artes y formarse, sin terminar, en Artes Gráficas, empezó a trabajar en empresas de diseño e impresión corporativo, en concreto LK Printing, donde elaboraba el ‘packaging’ o envoltorio de diversos productos.
Pero la vida del artista no es casi nunca fácil, y pronto cambió el diseño gráfico por un trabajo menos “artístico”: una ferretería. ¿El motivo? Los químicos de la imprenta estaban afectando su salud.
Como muchos boricuas, tras el huracán George perdió todo lo que tenía, y buscó en EE.UU. una nueva oportunidad, e hizo lo mismo tras el paso de María. Quizá por lo traumático de los eventos, el arte dejó de estar presente como anteriormente, y según recordó “solo pintaba para mi”.
Durante su “exilio” en New Jersey, en el 2018, donde estuvo trabajando en un hotel, empezó a recuperar el deseo de dedicarse a su pasión: el arte. “Allí trabajé e hice murales, mientras limpiaba las habitaciones. Además, a los dueños les gustó mi trabajo y puse cuadros míos con paisajes de Puerto Rico”, indicó.
Por eso, a la vuelta su sueño era seguir dibujando las paredes de su patria, especialmente de uno de sus lugares isabelinos favoritos: Guajataca.
“Cuando descubrí que el grupo Arte para Isabela iba a empezar a decorar el túnel me comuniqué rápido, y me escogieron para donar un arte mío”, expresó orgullosa Cordero.
Como no hay suficiente taller para estar todo el año trabajando en obras de gran formato en espacios públicos, la artista y artesana isabelina se dedica también a pintar casas o negocios.
“El muralista no puede vivir solo del mural, esos trabajos no caen tanto. Ahora está al palo, pero no siempre es así”, lamentó.
Desde su página en Facebook, Artesanías Nydia, las personas interesadas pueden contactar y comprar sus artesanías, que incluyen pirograbados en madera, pintura en higüeras y conchas, etc. Para cotizaciones de servicios de pintura y arte mural, pueden llamar al 787- 246-6670.
