Ricardo Fuentes-Ramírez
El país ha estado viviendo en las últimas semanas importantes movilizaciones y reclamos que han elevado ante el gobierno la necesidad de mejorar las condiciones laborales empleados públicos y privados.
Esta situación ha destapado, por un lado, la existencia de fondos disponibles para aumentos de sueldos, y por otro una política económica bamboleante, sujeta a reclamos y protestas y no a un plan coordinado.
Para ampliar y entender este escenario económico, Visión entrevistó al doctor en Economía y profesor del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) Ricardo Fuentes-Ramírez, autor de los libros “Ensayos para una nueva economía” (Ed. Callejón, 2017) y “Economía anticapitalista y poscapitalista: ¿cómo llegamos y por qué ruta?” (Editora Educación Emergente, 2017).
Tras varias jornadas de lucha, el magisterio logró sacarle al gobernador un aumento de $1,000 que afectará también a maestros principales y cuerpo docente auxiliar. ¿Es un canto de sirenas, o hay capacidad de sostener estos salarios en el tiempo?
“El reto que ahora tiene el gobierno es mantener esa promesa. Estos fondos, al ser federales, no son recurrentes. Luego del 2024 el gobierno tiene que identificar de dónde sale el dinero para los aumentos”.
¿Por qué si había dinero no se había destinado a este fin? ¿Es fruto de una política económica improvisada?
“Sospecho que por eso es que no habían aprovechado estos fondos, porque sabían que de utilizarlos de esta forma tendrían que hacer el ejercicio de identificar cómo pagarlos una vez no estén disponibles. Definitivamente ilustra el grado de improvisación y de reacción a lo que sucede, no hay un plan de mejoramiento de los servicios públicos del país”.
Para Fuentes-Ramírez, doctor en Economía por la Universidad de Massachusetts-Amherst, esta forma de atender el desarrollo económico y laboral del país “ata con un asunto estructural más preocupante: la debilidad institucional del gobierno. Cuando uno lee la literatura de desarrollo económico sabe que es necesario tener un aparato gubernamental eficiente, que no es nuestro caso”.
Esa debilidad institucional, que se traduce en una escasa planificación económica, según el economista hace pensar en un futuro de estancamiento.
“Nuestra economía no está en crecimiento. La crisis va a continuar, los fondos federales van a dar una falsa ilusión, un respiro, pero en el largo plazo la economía seguirá contrayéndose”, indicó el experto en desarrollo económico y economía política.
Justicia salarial, pobreza estructural y fuga de talento
Además, apuntó que la falta de planificación se mezcla con problemas históricos como los altos índices de pobreza.
“La pobreza es un obstáculo al crecimiento sostenible, atrasa cualquier desarrollo. Los países que reducen la pobreza son los que crecen más y de manera inclusiva, asociando desarrollo económico a calidad de vida. Mientras eso no pase, está bien difícil”.
En esa línea, sin crecimiento económico, con alta inflación y bajos salarios, para el experto en desarrollo el riesgo de fuga de mano de obra es muy preocupante. Incluso, advirtió, los reclamos están llegando al sector privado.
“Con la facilidad para mudarse a EE.UU, si no hay justicia salarial se va a seguir vaciando la isla, se contraerá más la economía y el gobierno tendrá menos recaudos. El salario tiene que ser una herramienta de retención de mano de obra”, defendió.
Hacia una fiscalidad progresiva: ¡Que paguen los ricos!
Para el economista, Puerto Rico tiene que mejorar el reparto de la riqueza, atacando aspectos como la fiscalidad. El reclamo histórico de los sectores progresistas ha sido “Que paguen los ricos”, lo que significa que se paguen impuestos de forma progresiva, según nivel de renta y de consumo.
“En Puerto Rico hay mucha riqueza, pero es una nación desigual. No hay ninguna señal de que el gobierno esté haciendo el análisis a largo plazo, y si lo está haciendo es a puerta cerrada, no hay transparencia ni participación ciudadana o de la academia”, reclamó el joven doctor.
“Lograr justicia salarial es un ejercicio complejo, por eso esas decisiones tienen que ser un ejercicio de país y participativo, que no esté sujeto a la politiquería y los vaivenes del partidismo”, advirtió.
