Awilda Abreu Exia – Profesora, Trabajadora Social
El suicidio es otro de los problemas sociales que aqueja a Puerto Rico. Todavía hay cierto estigma para hablar del mismo y algunos tabúes, pero hay que encararlo y prevenirlo. El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la vida. Es cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir, como por ejemplo: tomar una sobredosis de medicamentos o cuando estrellan un auto a propósito. Las estadísticas de casos de suicidios nunca son exactas, ya que algunos casos son investigados como “accidentes”.
No podemos olvidar que el suicidio ocurre en cualquier clase social y tampoco escoge edad. Tenemos suicidios en niños/as, lo cual es bien preocupante. Son niños y niñas que deberían estar disfrutando su vida, ser felices, pero no es asi. Lo mismo ocurre con algunos/as adolescentes. A veces una ruptura amorosa les hace tomar esa decisión tan fatal. Es como si no hubiera salida para su “problema”. A esas edades los problemas los ven muy grandes y como si no existiera una salida al final del túnel. En muchos casos están pasando por diversas situaciones y surge un factor precipitante, o como decimos “la gota que colmó la copa” y toman esa fatal decisión.
Hay muchas causas para el suicidio o los comportamientos suicidas, entre ellas: depresión, trastorno bipolar, consumo de drogas o alcohol, trastorno de estrés postraumático, esquizofrenia, historial de abuso sexual, físico y emocional. También algunas situaciones de la vida que son muy estresantes, como lo son los problemas financieros. Hay personas, mayormente jefes de familia, que al perder su empleo ya no pueden vivir con los lujos a los cuales se costumbraron (y acostumbraron a su familia) y toman la decision de privarse de la vida.
Tenemos que observar algunos indicadores que presentan las personas que están pensando (y planificando) quitarse la vida. Nunca debemos juzgar, burlar ni decirles que eso es “changuería” o que quieren llamar la atención. Cada persona es quien sabe por lo que está pasando y cómo se siente. No creo que a alguien le guste estar depresivo/a. Tenemos que observar si la persona tiene cambios repentinos en el comportamiento, si pierden interés en las actividades que antes les gustaba realizar, si comienzan a regalar sus pertenencias, si se alejan de amistades y no quieren salir, si comienzan a hablar acerca de “marcharse”, se despiden, etc.
Debemos fomentar una buena comunicación, escuchar sin juzgar. Y si no nos sentimos preparados/as para “ayudar” podemos acudir a un profesional de la conducta humana. También la persona que esté con pensamientos suicidas puede buscar ayuda, por ejemplo en la Línea PAS (de ASSMCA) al 1-800-981-0023 (TDD 1-888-672-7622). También la Red Nacional para la Prevención del Suicidio (TALK) 1-888-628-9454.
No estás solo/a. ¡Hay ayuda! ¡Búscala!
