Dr. Edgar León
Quien puede negar que la isla de Puerto Rico esta llena de personas distraídas. De esos que no desean ninguna noticia desagradable, porque les despierta aun mas la distracción.
Distraídos que crean un castillo infalible de fantasía que solo los desquiciados pueden creer y ver ilusiones donde no existen. La noticia de que un distraído esta a cargo de la isla atrae aún más a una cantidad de distraídos que secundan las distracciones interminables. Ellos son los que repiten las distracciones y crean capas imaginarias con un mar de idioteces donde todos nadan y se zambullen en la distracción.
Podemos afirmar, sin equivocarnos, que los distraídos de Puerto Rico temen a los escritores y a los educadores, porque los trae a la realidad bochornosa. Cada palabra de cordura presentada por los escritores es un cuchillo que se sumerge en su cerebro sacando la verdad que desean esconder en su distracción. Los distraídos buscan adeptos seguidores fieles para sostener el castillo de cristal ficticio construido con distracciones.
La distracción es tan marcada que las instituciones educativas mienten y engañan a sus estudiantes otorgado grados sin asistir a clases, ofreciendo clases de baja calidad en línea y presencial. También creando programas educativos y currículos que no ayudan a sus estudiantes a una capacitación efectiva para el futuro.
Pero, ¿ quien está mas distraído? ¿Los gobernantes creadores y dueños de la distracción o sus seguidores? Todo es relativo al grado tal que el caleidoscopio gira y envuelve el torbellino que día a día sigue creciendo sin control. La distracción que se promueve en la isla trae la fantasía ignorante donde se cuela en todas las agencias como un virus sin remedio ni cura.
¿Cómo remediamos la propagación del estado de distracción esperanzadora en las personas? Se remedia escribiendo la realidad que existe en la isla, mencionando las decisiones irracionales y los muertos de espíritu que sin compasión acribillan la dignidad de los pobres.
La única cura para este virus de distracción es la escritura. Hay que escribir y publicar cada una de las distracciones para que la infección mental que existe hoy en día quede curada y vaya transformando a la población contaminada. Hay que leer mucho para reaccionar y aprender a usar el idioma castellano con la meta de romper la mentira creada por los distraídos. Los distraídos no desean que los cuerdos aprendan el idioma castellano ni que sepan hablar ni escribir. Los distraídos desean que los habitantes de la isla sean seguidores fieles ignorantes y dependientes sin cuestionar las decisiones tomadas en contra de todos. Desean que la gente se la pasen mirando el teléfono celular jugando y presentando sus selfis a otros distraídos que no se dan cuenta lo contaminado y distraídos que están.
Sabemos que los que controlan y están a cargo del gobierno actual asignan a una agencia de justicia desquiciada y corrupta para velar a otra agencia igual. La isla de distraídos es un sitio donde la ley se dobla como un fideo hervido y donde la justicia es discriminatoria a favor del criminal. Donde el que tenga dinero e influencias puede escribir su propia página de la ley. El resultado es el toallaso y el retraso en la corte para que se les olvide a los cuerdos y se expire el termino para acusar y procesar al culpable. Ya no es secreto el proceso usado por décadas donde se esconde la poca vergüenza.
En la radio, televisión y prensa se pasa el día completo exponiendo los problemas de la isla pero muy poco tiempo es dedicado a la solución de problemas, de acción directa a favor de los que todavía están cuerdos, y a favor de los que tienen familias completamente cuerdas y trabajadoras. La distracción en combinación con la ignorancia es una combinación peligrosa de la cual sigue acumulando fuerzas como una bomba lista para explotar.
