Con la llegada del verano las personas mayores pueden ser propensas a sufrir algunos problemas derivados de las altas temperaturas como sofocos, golpes de calor, deshidratación o quemaduras en la piel. Para prevenir estos riesgos, te compartimos algunos consejos:
En el domicilio:
• Cerrar ventanas expuestas al sol.
• Permanecer en la habitación más fresca y con mayor corriente de aire (si no se tiene aire acondionado).
• Evitar salir en las horas más calurosas del día.
En la calle:
• Usar ropa ligera, de tejidos naturales y colores claros.
• Cubrirse la cabeza con un sombrero o gorra.
• Evita esfuerzos y deporte en las horas centrales del día.
Hidratarse:
• Beber agua y con frecuencia (al menos 2 litros diarios) aunque no sienta sed.
• Evitar el alcohol, y las bebidas con cafeína o muy azucaradas.
• Aumentar frutas y verduras.
• Refrescarse con duchas o paños húmedos.
Qué hacer ante un “golpe de calor”:
Mantener la persona tumbada y refrescar su cuerpo, mediante toallas húmedas o abanicos. Y, si es necesario, llamar al servicio sanitario (hospital, doctor, ambulancia) más cercano.