Friday, April 19, 2024
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Cómo proteger a un menor contra el acoso escolar

Dra. Aminta Rivera – Psiquiatra de Niños y Adolescentes

El acoso escolar es lamentablemente una experiencia común para muchos niños y adolescentes. Varios estudios e investigaciones clínicas indican que cerca de la mitad de todos los niños durante su vida escolar sufren de acoso.

El acoso escolar puede ser un acto físico, presentándose con golpes o empujones; verbal con insultos o apodos, social a través de exclusión y discriminación o psicológico que se puede manifestar mediante amenazas, desprecio o humillaciones. Los varones tienden a utilizar más el acoso físico o amenaza a otros, no importando el género de su víctima. El acoso escolar en niñas es más frecuente en su modalidad verbal y usualmente la víctima es otra niña. El acoso se ha reportado no solo de manera presencial sino también en la modalidad de chats y redes sociales.

Características
Se puede presentar el agresor que ejerce la violencia o el abuso sobre la víctima. Con frecuencia tiende a ser fuerte, dominante y más impulsivo. En ocasiones muestra conductas antisociales y tiende a no sentir culpa de su conducta acosadora, buscan controlar o dominar. Muchos de estos menores han sido objeto de abuso físico o de acoso. Los niños y jóvenes acosadores pueden incluso tener síntomas depresivos, así como problemas en el hogar.

De otra parte, está la víctima que sufre el acoso. con frecuencia tiende a demostrar timidez e inseguridad. En ocasiones presenta desventaja física frente al acosador, y pueden experimentar un sufrimiento real que interfiere con su desarrollo social, emocional y rendimiento académico. Se ha reportado que algunas víctimas de acoso escolar han intentado privarse la vida como una alternativa para detener el sufrimiento.

Los niños que son acosados tienden a ser pasivos, se intimidan con facilidad o tienen pocos amigos. Pueden ser más jóvenes que el acosador, presentar síntomas de depresión o ansiedad y tienen mucha dificultad en las destrezas de autodefensa.

Cómo ayudar a los niños que sufren de acoso escolar
Trate de preguntar e indagar lo que está pasando, brindándole un espacio para ventilar lo que ocurre. Es importante también responder de una manera positiva y que su hijo (a) se sienta confiado y aceptado, y que se le comunique que lo que está ocurriendo no es su culpa y que hacen lo correcto notificando lo que le está ocurriendo.

Otras recomendaciones son:

•Pregúntele a su hijo (a) que piensa que se debe hacer, que cosas ya ha intentado, y que le ha funcionado y que no.

•Busque apoyo de la maestra(o) de su hijo(a) o del orientador(a) escolar. Muchos de los eventos de acoso ocurren comúnmente en el patio, la cafetería, los baños, en el transporte escolar o en pasillos no supervisados por adultos.

•El director escolar puede tener programas que ayuden a combatir el acoso como la mediación de pares, solución de conflictos, manejo de coraje y aumentar la supervisión. No exhorte a su hijo(a) a pelear. Sugiérele que evite el contacto con el acosador y que busque apoyo en un maestro o personal escolar.

•Oriente a su niño a practicar la asertividad. El solo acto de insistir al acosador que lo deje solo puede tener un efecto positivo ya que el acosador lo que persigue es generar una respuesta específica de él y si no la obtiene, el acosador lo dejará.

•Anime a su niño a mantenerse acompañado de amigos. es raro escogen víctimas que están acompañadas.

Cuando se es espectador del acoso
Este es un compañero(a) o amigo(a) que es testigo de los eventos y que puede responder de distintas maneras: aprobando, reprobando o negando la agresión.

Si su hijo o hija es testigo de actos de acoso escolar en contra de otro compañero, anímelo a notificarlo a las autoridades escolares y buscarle ayuda a la brevedad posible. El acosador puede tener serias repercusiones sociales, académicas y emocionales, además de legales.
Se debe hablar con un pediatra, maestro y otros para identificar signos y síntomas. Una evaluación puede ayudar a identificar y entender este comportamiento y desarrollar un plan para detener esta conducta destructiva.

Si su niño se vuelve retraído, deprimido o se niega a ir a la escuela; si usted observa un detrimento en su aprovechamiento académico, debe consultar o buscar una intervención clínica más específica. Un psicólogo o psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar. El buscar asistencia profesional de manera temprana puede disminuir el riesgo de consecuencias emocionales a largo plazo para su niño.

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