Por: Edgardo Rodríguez Nieves, Ph. D
Bajo el pontificado de San Pablo VI fue erigida la Diócesis de Mayagüez para el 1 de marzo de 1976; siendo su primer Obispo Monseñor Ulises Aurelio Casiano Vargas (EPD). Para el año 2026 se cumple el aniversario de Oro (50 años). Por tal motivo su actual Obispo, Monseñor Ángel Luis Ríos Matos, emitió un Decreto Diocesano disponiendo de un Trienio en preparación para tan significativo aniversario. Para alegría de los feligreses, dicho Decreto se oficializó el 8 de diciembre de 2022, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Candelaria, patrona de la ciudad de Mayagüez.
Se dispone que el 2023 será Año del Anuncio de Salvación y el Amor de Dios; el 20024 el Año de la Oración: Orando con María; y el 2025 Año Santo de la Esperanza. Por ello el Obispo Ángel Luis convoca en su Decreto a cada una de las parroquias de la Diócesis a unirse a tan significativa celebración. Ese mismo día, 8 de diciembre, hiso entrega del documento a cada familia designada en representación de cada parroquia de la Diócesis; a su vez dichas familias realizaron su entrega oficial en sus respectivas parroquias el pasado 25 de diciembre, en la Misa Solemne de la Natividad del Señor; en nuestro caso la misma fue recibida por el propio Obispo.
Corresponderá a cada parroquia de la Diócesis celebrar sus asambleas parroquiales con sus respectivos grupos o movimientos para darle forma al proceso evangelizador en ese inicio. Cabe destacar que ese primer año, iniciando el Trienio, se estará celebrando para el mes de mayo de 2023 en Puerto Rico, específicamente en Aguadilla, la Asamblea Ordinaria del consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), asistiendo los Obispos de 22 conferencias episcopales; por lo que el Clero de la Diócesis, así como los feligreses tenemos que regocijarnos en la celebración decretada ante el comienzo de un año de festividad evangelizadora; y con ello inspirar al pueblo Diocesano en general a una relación mas cercana con el Señor.
Hay que reconocer que la feligresía de nuestra Diócesis ha sido, y es, una de raíces cristianas, y sobre todo de una profunda fe católica; y espera con regocijo el inicio del Trienio. Por lo que es propio un proceso de reflexión en la oración, guiados por nuestro Obispo, alegrándose nuestros corazones, encaminado analizar nuestro pasado como Diócesis, el presente y su futuro. No debemos de olvidarnos de aquellos, sacerdotes y laicos, que en su inicio contribuyeron de una u otra manera al reconocimiento de la creación de la Diócesis por la santa sede. Como tampoco en el momento actual podemos dejar solo a nuestro actual Obispo Monseñor Ángel Luis; y debemos como feligreses de los 14 pueblos y sus respectivas parroquias decirle, presente.
Cada grupo de la Iglesia en sus respectivas parroquias debe de insertarse en la planificación, preparación, desarrollo y ejecución de las actividades en cada año del Trienio conforme lo establezca cada párroco alineados a lo promulgado en el Decreto por el Obispo.
Debemos de tener presente que, durante la creación y formación de identidad de la Diócesis a través de estos años, han contribuido, además de los tres Obispos, Monseñor Ulises Aurelio Casiano Vargas (EPD), Álvaro Corrada del Rio y nuestro actual Ángel Luis Ríos Matos, incontables sacerdotes y laicos en lo material y sobre todo en lo espiritual; en la formación cristiana y evangelizadora Diocesana. Por ello, nosotros los feligreses debemos aprovechar el momento de celebración de esta apertura y expresar con nuestros corazones la gratitud para con cada uno, vivos o difuntos, por el compromiso competente y generoso al establecimiento y desarrollo de nuestra Diócesis. A todos y cada uno de ellos…GRACIAS.
Hagamos bueno y práctico para con nuestra Diócesis lo que la palabra “Sínodo” representa, caminemos juntos en la proclamación del Trienio hacia el aniversario de Oro, laicos, consagrados, grupos parroquiales, en unión a nuestro Obispo Monseñor Ángel Luis Ríos Matos.
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. (1Juan 4:8)
