Tuesday, April 23, 2024
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Al rescate de la memoria histórica de los afrodescendientes en Cabo Rojo

María Cívico

El doctor Luis A. Ramírez Padilla quiere que Cabo Rojo honre la memoria y legado de sus habitantes afrodescendientes, olvidados en la historia oficial del pueblo.

Ramírez, quien posee un bachillerato en Ciencias Políticas de la UPR en Mayagüez y una maestría en educación en el City College de Nueva York, así como un doctorado de la Universidad de Fordham, aspira a que en Puerto Rico se desarrolle una memoria histórica que ponga en valor las vidas de las personas negras, muchas de ellas esclavizadas durante siglos.

Gracias a sus investigaciones y publicaciones, como el reciente libro “Biografías cortas de afrodescendientes caborrojeños” (2021), Ramírez ha rescatado la micro-historia de la trata humana y el sistema esclavista en Puerto Rico, movido por el horror que le provocó descubrir el caso del negro Federico, un esclavo asesinado a latigazos en la hacienda Enriqueta de Cabo Rojo, ultimado tras ser “castigado” con 275 trallazos.

El caso fue recogido en su época por el político y escritor español Emilio Castelar, quien presentó la atrocidad frente a la Sociedad Abolicionista de Madrid para abogar por el fin de la esclavitud.

Por eso, el énfasis de Ramírez no es analizar el macro, sino el micro de esta etapa histórica, las vidas comunes, los logros, hazañas y las penurias y sufrimientos de negros y negras boricuas que han pasado desapercibido en la mitología nacional.

Como parte de este interés en devolverle a los afrodescendientes el orgullo de sus ancestros, uno de sus objetivos primordiales es que la antigua escuela JLM Curry, ubicada en la calle Betances de Cabo Rojo, cambie su nombre.

¿El motivo? La ideología racista y supremacista del citado político norteamericano, uno de los principales ideólogos de los postulados eugenésicos en el sur de los Estados Unidos y defensor a ultranza del racismo como ideología política.

A pesar de que Curry nunca pisó Puerto Rico, en los primeros años de ocupación se dió un proceso de asimilación cultural que tuvo al sistema de enseñanza como punta de lanza: se sustituyeron maestros fieles a España o independentistas, y se renombraron muchas escuelas con nombres de figuras estadounidenses.

Una de esas personas fue JLM Curry, un destacado esclavista y confederado sureño, en honor a quien se nombró la citada escuela, hoy en día reconvertida en edificio municipal.
Curry había sido un promotor de la creación de escuelas para negros e indios, bajo una óptica segregacionista y supremacista.

Según Ramírez “la política de asimilación nativoamericana y africana del sur de EE.UU. se extendió a las Antillas. El creía que los latinos y los negros eran inferiores intelectualmente”.

La esclavitud en Cabo Rojo

Al hablar de esclavitud se suelen nombrar los casos de San Mateo de Cangrejos (Santurce), Loíza o Guayama. Pero Cabo Rojo tiene también un pasado ligado a este proceso, y una población afrodescendiente muy amplia.

Al momento de la abolición de dicha institución “en Cabo Rojo había aproximadamente 700 esclavos, y casi 200 dueños. Pero sobre eso no hay memoria histórica, fuera de la mitología alrededor de Betances no existen los esclavos; los liberó y desaparecieron. Para la memoria colectiva son invisibles”.

Fruto de sus investigaciones y labor pedagógica antirracista, Ramírez empezó a proponer hace varios meses la posibilidad de que el edificio JLM Curry pase a llamarse María Cívico, una de esas cientos de esclavas libertas que han sido objeto de estudio en sus libros.

“En María Cívico se puede reflejar la historia de la esclavitud en Cabo Rojo, ella encarna la herencia afrodescendiente y la historia de la esclavitud en Cabo Rojo”, dijo.

El caso de María Cívico

Desconocida para el grueso de la población, la vida de Cívico es digna de una película. Nacida en 1860 en Cabo Rojo, muy cerca de la casa de Betances, la joven fue esclava doméstica desde su infancia.

Tras su liberación, junto a su madre y hermanos, siguió trabajando como lavandera, al tiempo que aprendía el oficio de costurera, trabajo en el que se destacó posteriormente. Se casó con el ebanista Luis Soler, y se asentó en la calle Salud de Mayagüez, donde tras la muerte de su hermana crió a sus 6 sobrinos.

Además, la vida de María Cívico estuvo marcada por un importante activismo social y político. En los talleres del matrimonio se organizaron grupos de artesanos que intercambiaban ideas, germen de los futuros Centros de Estudios Sociales.

“Estos centros ayudaron a diseminar oportunidades educativas para los ex-esclavos, y se conformaron más tarde en los llamados casinos de artesanos”, dijo Ramírez.

Por ejemplo, su sobrina Francisca “Paca” Escabí creció oyendo sobre los derechos de las mujeres, de los trabajadores, etc. lo que la llevó a fundar en 1904 la Unión de Domésticas, que agrupaba a lavanderas y otras obreras, casi todas negras.

Este rescate biográfico, dice Ramírez, ha sido central para educar sobre el nombre de la escuela.

“Una de las primeras personas que me escribió fue Perza Rodríguez, ex-alcaldesa de Cabo Rojo, quien me dijo lo emocionante que fue aprender de dónde era que ella venía, cuál era la esclava que había constituido el matriarcado del cual ella es producto”.

“Hubiera sido imposible criticar a Curry si no educamos sobre la esclavitud en Cabo Rojo. Eso le ha abierto los ojos a mucha gente para entender lo que representa Curry y lo que representa María Cívico”, expresó.

Radican legislación

Hace unos meses la lucha del profesor llegó a oídos de algunos políticos, entre ellos Denis Márquez (Partido Independentista Puertorriqueño) y Kebin Maldonado (Partido Popular Democrático), quienes radicaron una resolución conjunta en la Cámara de Representantes.
La R.C. de la C. 293 busca renombrar la escuela a través de la legislatura, lo que obligaría al municipio a tomar acción.

“Esperamos que se apruebe a final de mes. María Cívico es un ejemplo de virtud ante la intolerancia y exclusión social”, reflexionó el profesor.

Según Ramírez esta medida vendría a darle sentido a legislación ya aprobada como la Ley 24 de 2021, presentada por Ana Irma Rivera Lassén (Victoria Ciudana), que busca eliminar cualquier manifestación de discrimen racial o étnico.

“Tenemos en Cabo Rojo el único memorial en Puerto Rico a un confederado, en la cuna de Betances. ¿Cómo vamos a celebrar la abolición de la esclavitud si se mantiene ese edificio? Como caborrojeños siempre nos hemos reconocido en los valores humanistas betancinos, eso ha moldeado nuestra idiosincrasia”, finalizó.

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